sábado, 12 de febrero de 2011

El fanatismo contra Darwin

Desde hace algunos años se ha aprovechado el 12 de febrero para celebrar el legado de Darwin, quien sin duda fue el "Copérnico de la Biología" como lo nombró Ernst Haeckel.

El blog Sin dioses se une a la celebración del Día de Darwin y para esto compartimos el artículo del biólogo molecular Jorge A. Huete-Pérez en el que se se reflexiona sobre la oposición que ha enfrentado la biología evolutiva.

"Este 12 de febrero la comunidad científica conmemora el bicentenario* del natalicio de Charles Darwin, el naturalista que mayor influencia haya tenido en el pensamiento científico. Se festejan también los 150 años* de la publicación de El origen de las especies, que recoge las ideas centrales de Darwin sobre la evolución de la vida en el planeta.

Desde su formulación, la teoría evolutiva tuvo que enfrentar una oposición implacable no solamente de parte del ínfimo círculo de científicos de aquella época, sino también de los filósofos y teólogos. El planteamiento de que todas las formas de vida son producto de la evolución natural ha sido considerado como algo contrario a la noción bíblica de la creación del hombre y el universo. Esta polémica, sin embargo, no es del todo universal y, a estas alturas, muchas personas de fe no encuentran necesariamente contradicción entre evolución y religión.

Otra oposición al darvinismo, menos discutida, es la ocurrida en la antigua Unión Soviética. El darvinismo —igual que la genética— fue desterrado por el estalinismo por considerarse una ciencia “burguesa”. En la lucha de clases, promovida para la construcción del socialismo, la ciencia burguesa no tendría cabida, correspondería, en cambio, una ciencia “proletaria”.

La creación de una biología proletaria, en contraposición de la genética y alternativa al darvinismo, recaería en Trofim Lysenko, hasta entonces un desconocido agrónomo que prometía crear nuevas formas de trigo en las condiciones del frío invierno ruso. Protegido de Stalin, aún sin credenciales de educación superior, Lysenko fue ascendido a la Academia de Ciencias, desde donde renegó de la genética, causándole consecuencias catastróficas a toda la ciencia soviética. La influencia de Lysenko en la jerarquía soviética conllevaría a la persecución de científicos e intelectuales discrepantes.

La teoría darvinista considera que la vida no permanece estática en el tiempo, sino que sufre transformaciones para dar origen a nuevas formas de vida. Darwin observó que, del mismo modo que el agricultor selecciona y perfecciona las características agronómicas de sus plantas, el medio ambiente seleccionaba a los organismos según su adaptación al medio.

Y aunque en tiempos de Darwin no se conocía las leyes de la genética, éste concebía también la importancia de la naturaleza intrínseca y cambiante de los organismos como factor importante de evolución. Tuvo que esperarse al desarrollo posterior de la genética, establecida como disciplina sólida varias décadas después de Darwin, para resolver un asunto que parece ahora tan fundamental, la herencia de características de una generación a otra.

En oposición al darvinismo, que sostiene que las características adquiridas por un organismo durante su existencia no se heredan, Lysenko defendía que sí serían heredables. En correspondencia con la tesis comunista que contemplaba que era posible alterar exitosamente las relaciones económicas, también sería posible cambiar la naturaleza de todos los organismos, incluso de la especie humana. La ciencia proletaria —superior a la burguesa— sería capaz de hacer que el trigo produjera centeno. A pesar del avance de la biología molecular, esta retórica anticapitalista, dominaría la ciencia soviética por décadas hasta que en 1965 se destapara una serie de datos fraudulentos usados por Lysenko para respaldar sus argumentos.

No se trata aquí de anular el derecho de que se propongan otras teorías alternativas a la evolución como el llamado Lysenkismo, o de cualquier otra alternativa como la de la nueva doctrina de diseño inteligente, todas tienen derecho de existir. La contraposición de teorías es algo natural en el ambiente científico. Como parte del proceso, sin embargo, se vuelve obligatorio contrastar las teorías con los hechos. Y en esto, todo el desarrollo científico de las ciencias naturales provee cada vez más evidencias a favor de la teoría de la evolución planteada por Darwin.

La consideración de este episodio, en la víspera de otra exaltación del darvinismo, no debería ser vista apenas como un ejercicio ocioso de interés para la historia de la ciencia, sino como algo que recupera importancia en días de fanatismo ideológico. Una de las importantes lecciones aprendidas de esa experiencia desastrosa para la ciencia soviética es que no se debe permitir la injerencia ideológica sobre el quehacer científico, ni tampoco sobre el arte o la literatura.

La fortaleza y afirmación de una teoría científica no puede darse según se ajuste a la agenda ideológica del partido de gobierno, sino que debe ceñirse a la evidencia siempre. La ciencia, según la practicó Darwin, desafió valientemente el estatus quo dominante. La seudo ciencia, flexible según convenga, falsificadora y tramposa, a lo bestia, como la ejerciera Lysenko, más bien provoca la castración intelectual de una nación.

*En 2009 se celebró el bicentenario de Darwin y los 150 años de la publicación del Origen.

(Invitamos a nuestros visitantes a leer el artículo "Darwin el Genio de los Orígenes" publicado en la página principal de Sindioses.org)

¿Y usted qué opina?

1 comentario:

  1. Una cosa, en la URSSS le tenian tirria a mendel, no a Darwin. El mismo marx le mando un "El Capital" a Darwin pa que lo wachara.

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